Esta semana se daba a conocer que dos menores habían sido, presuntamente, violadas en una casa abandonada de Burjassot.
Una casa abandonada en el municipio valenciano de Burjassot pudo ser el escenario de dos violaciones a dos niñas de 12 años. Tal y como indican las primeras informaciones una de ellas podría haber sido violada de manera grupal.
El caso llegó a la Policía Nacional gracias a la voz de alarma de una tercera niña, amiga de las agredidas, que avisó de inmediato a sus padres.
Según apunta el periódico Levante, las menores no conocían a sus agresores en persona y únicamente habían hablado y quedado con dos de ellos a través de Instagram.
Ninguna de las menores vivía en la zona donde ocurrieron los hechos y eso dificultó su localización, al no poder dar la chica la ubicación de la casa.
Pese a la gravedad del asunto aún no se han producido detenciones. Horas después los agentes localizaron a las menores afectadas, una de ellas estaba ya en su casa y la otra de camino.
Y aunque en un primer momento atribuyeron a una broma el relato de lo ocurrido los padres de una de ellas acudieron con su hija al hospital, donde confirmaron que había signos compatibles con una agresión sexual, por lo que procedieron a denunciar los hechos.
Agentes especialistas de la Unidad de Atención a la Familia y a la Mujer (UFAM) investigan ahora la presunta agresión. Según Levante, ambas menores habían quedado con dos jóvenes entre los municipios valencianos de Godella y Burjassot. Cuando uno de ellos trató de mantener relaciones sexuales con una de las menores, esta se negó y él la habría forzado de manera violenta.
Tras ello fueron detenidos cinco menores, de entre 15 y 17 años, que han sido acusados de violación, que ya han sido puestos en libertad vigilada.
La Fiscalía, sin embargo, había pedido el internamiento en régimen cerrado para cuatro de ellos. Pero dicha medida no fue respaldada por el juez. Los hechos se siguen investigando mientras continúa la búsqueda de un sexto menor.
Tras ello la ultraderechista, vinculada a Vox de Cristina Seguí, comenzaría a difundir imágenes de las menores, en las que estas reconocen que saldrán en televisión y esta lo interpretó como una banalización de la violación, por lo que se dedicó a subir imágenes de las menores.
A raíz de estas publicaciones cientos de ultraderechistas siguieron haciéndole el juego.
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