La afición del Celta de Vigo mostró su rechazo a Santi Mina, condenado recientemente por abuso sexual.
El jugador del Celta de Vigo Santi Mina fue condenado por la Audiencia de Almería por un delito de abuso sexual a una mujer. El delito perpetrado por el futbolista ocurrió en junio de 2017 en Mojácar, ciudad almeriense.
La Audiencia, sin embargo, le absolvió del delito de agresión sexual y ha eximido de cualquier responsabilidad penal a su amigo, David Goldar.

El tribunal presidido por la magistrada Társila Martínez también le impuso una orden de alejamiento de 500 metros respecto de la víctima durante 12 años y el pago de una indemnización de 50.000 euros.
Los dos futbolistas habían defendido en todo momento su inocencia durante el juicio por unos hechos que se produjeron cuando el canterano vigués era futbolista del Valencia. En este tiempo, el jugador ha seguido desarrollando con normalidad su carrera futbolística, regresando a Vigo en el verano del 2019.
En el último partido la afición del Celta de Vigo hizo saber su posición al respecto tras la condena. El conjunto gallego, por su parte, reaccionó al fallo apartando al delantero y borrando todo paso suyo por el club.
Ante el Alavés (4-0) el Celta jugó su primer partido en casa tras conocerse la codena judicial. La grada de Balaídos mostró su total rechazo a Santi Mina con gritos e insultos constantes: “Mina, violador”.
Cheques por silencio, detectives y destrucción reputacional: Santi Mina más allá del abuso sexual
Eldiario.es revela que «el proceso judicial en sus diversas fases ha estado marcado por una estrategia común en casos similares: las defensas de los acusados intentaron culpabilizar a la víctima y destruir su relato».
Para ello Mina contrató a un detective privado. El investigador siguió a la víctima hasta su centro de trabajo, la grabó en la playa, en un barco y en una terraza tomando algo con sus amigos. En el informe presentado por el investigador se puede leer lo siguiente: “De todas las observaciones el 99% se realizaron en espacios abiertos y concurridos. El otro 1% han sido, una en un centro de trabajo y otra en un edificio con ella en donde mantuvieron una conversación breve y cordial sobre un piso de alquiler y ella contestó muy normal. De invasión de la intimidad, nada”.
De este modo el futbolista trataba de desmontar el relato de la víctima. En su declaración ante el tribunal, el investigador declaró que había visto a la denunciante haciendo vida normal, que un día fue al cine y que vestía ropa ajustada.
Durante el juicio también se supo que los futbolistas intentaron solucionar el problema pagando a la joven para que cambiase su relato. Según reveló la acusación particular Mina y su compañero ofrecieron 400.000 euros.
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