En un acto que ha sido ampliamente criticado por defensores de los derechos humanos y la libertad de expresión, Francia ha decidido prohibir todas las manifestaciones a favor de los palestinos. Esta decisión, tomada por el ministro del Interior, Gerald Darmanin, llega en un momento en que el país ha experimentado un aumento en actos antisemitas, tras los recientes ataques de Hamas a Israel.
Mientras que el presidente francés, Emmanuel Macron, ha instado a los ciudadanos a no permitir que el conflicto en Medio Oriente genere tensiones internas, la realidad es que la decisión de prohibir las manifestaciones pro-palestinas ha hecho exactamente eso. Las calles de París se llenaron de manifestantes que, desafiando la prohibición, se reunieron en solidaridad con el pueblo palestino. Como respuesta, la policía de París utilizó gas lacrimógeno y cañones de agua para dispersar a la multitud.
El argumento de Macron de no traer “acontecimientos ideológicos por imitación o por proyección” a Francia suena hueco cuando se enfrenta a la realidad de que el país ya está profundamente dividido en este tema. Francia alberga una de las mayores poblaciones judías y musulmanas de Europa, y es inevitable que los eventos en Medio Oriente resuenen aquí.
La decisión de prohibir las manifestaciones pro-palestinas también ha sido criticada por asociaciones que defienden los derechos de los palestinos. El Colectivo Nacional por una Paz Justa y Duradera entre Palestinos e Israelíes ha denunciado esta restricción a la libertad de expresión y ha prometido continuar organizando acciones de apoyo al pueblo palestino.
La prohibición y la posterior represión de las manifestaciones en París han sido ampliamente cubiertas por los medios de comunicación, con imágenes y videos que muestran la intensidad de la situación. Las imágenes de manifestantes sosteniendo banderas palestinas y enfrentándose a la policía en las calles de París son un testimonio del fervor y la pasión de aquellos que apoyan la causa palestina.
Es preocupante que, en lugar de abordar las causas subyacentes de las tensiones y trabajar hacia una solución pacífica y justa, el gobierno francés haya optado por silenciar a aquellos que desean expresar su solidaridad con el pueblo palestino. Esta decisión no solo es un ataque a la libertad de expresión, sino que también agrava las divisiones existentes y potencialmente aviva más tensiones en el país.
Mientras que Francia tiene el deber de proteger a sus ciudadanos y mantener el orden público, también tiene la responsabilidad de garantizar que se respeten los derechos fundamentales de todos sus ciudadanos, incluido el derecho a la libertad de expresión y manifestación. La decisión de prohibir las manifestaciones pro-palestinas es un paso en la dirección equivocada y solo servirá para profundizar las divisiones y aumentar las tensiones en un momento ya volátil.
Fuente: Associated Press, RT
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