23 Dic 2024

Blog

A pesar de las secuelas, deniegan la incapacidad al estibador que cayó de una grúa a 56 metros
DERECHOS Y LIBERTADES, DESTACADA, POLÍTICA ESTATAL

A pesar de las secuelas, deniegan la incapacidad al estibador que cayó de una grúa a 56 metros 

Los bomberos excarcelaron su cuerpo de entre un amasijo de hierros

Rigidez, movilidad limitada, ansiedad… muchas son las secuelas de Roberto Máñez Blanco, quien sobrevivió a una caída de 56 metros después de que uno de los barcos más grandes del mundo derribara la grúa en la que trabajaba el domingo 13 de septiembre de 2020 en el Puerto de València.

A pesar de su condición, la mutua decidió tramitarle el alta médica sin solicitar para él una incapacidad laboral para su puesto de trabajo, lo que llevó a Roberto a solicitar la incapacidad por su cuenta. Sin embargo, la Seguridad Social le ha denegado la solicitud y le ha otorgado un grado de discapacidad del 20%.

Roberto Máñez Blanco se convirtió en un héroe cuando salvó su vida y la de otros al avisar al resto por radio para que la zona quedara despejada durante la maniobra del barco MSC Mia, que derribó la grúa en la que trabajaba. Su rápida intervención y la maniobra que realizó salvó su vida e hizo que las muertes no se multiplicaran.

Mirando a la muerte a los ojos

Y es que Roberto estuvo realmente cerca de morir. Los bomberos excarcelaron su cuerpo de entre un amasijo de hierros y, sin embargo, dos años y medio después del accidente, sigue esperando un juicio que continúa en fase de instrucción y no ha recibido ninguna indemnización.

A pesar de su recuperación milagrosa, Roberto Máñez Blanco sigue sufriendo y no puede volver a trabajar como estibador o manejar maquinaria pesada debido a su ansiedad y su reacción inmediata ante la idea de subirse a una grúa.

A pesar de esto, su empresa lo obligó a volver a trabajar después de que la prestación por incapacidad temporal agotara su duración máxima y el INSS tramitara el alta médica. Roberto se vio obligado a pedir la baja por recaída ya que aún tenía operaciones pendientes y no estaba en condiciones de trabajar.

«Nadie me había comunicado nada y yo aún tenía operaciones pendientes. Como tenía días de vacaciones pendiente los cogí y cuando volví al trabajo, por obligación, mi empresa me incorporó a hacer formación. Me dijeron que me buscaban un ‘acomodo’ porque sabían que yo no estaba bien. De hecho, no estoy bien. Por eso pedí la baja por recaída porque me tuvieron que operar otra vez», explica a El Mercantil Valenciano.