Rafael Borrás, jefe de Urgencias, ha fallecido en la madrugada de este sábado de un infarto y medio ultra El Diestro se queja de no se investigue si falleció «por los efectos secundarios de la puñetera vacuna»
El jefe de Urgencias del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca, Rafael Borrás, ha fallecido en la madrugada de este sábado. Borrás, de 65 años, ha sufrido un infarto.
Además de un reconocido médico de familia, Borrás fue el primer sanitario vacunado contra el Covid en Salamanca, acontecimiento ante el que se mostró «muy ilusionado». Quiso de esta manera animar a «todo el personal, sanitario y no sanitario, a vacunarse», dejando el mensaje de que «es la herramienta más eficaz en un futuro para detener esta pandemia que nos está asolando desde hace un año y nos está impidiendo hacer una vida con normalidad».
El jefe de Urgencias, clave en la organización del centro, siempre se mostró orgulloso de la «capacidad de adaptación ante cualquier situación que tiene el personal de Urgencias».

Vacunas e infartos
La pérdida de Borrás es notoria y noticiable, pero parece que hay quien quiere sacar beneficio en forma de clics de la lúgubre noticia, ya que el medio de derechas El Diestro ha decidido titular así el artículo con el que cubría la noticia: «Fallece de un infarto ‘el primer sanitario vacunado en Salamanca con la fórmula de Pfizer’ a los 65 años de edad».
El diario relaciona de esta forma el ataque al corazón del médico con la vacuna para el coronavirus. Siguiendo esta línea, el artículo está plagado de frases como «la historia continúa y quien no la quiera ver, o está muy despistado o, simplemente, no quiere verlo» o «tranquilos, nadie se molestará en investigar si este pobre hombre ha fallecido por los efectos secundarios de la puñetera vacuna».
Una de los comentarios más llamativos del texto es la teoría de la conspiración de la que se hacen eco, aunque, eso sí, sin aportar ni una sola prueba que demuestre sus afirmaciones: «¿Se dan cuenta de que, últimamente, están falleciendo muchas personas, relativamente jóvenes e incluso jóvenes, de infartos y trombos y, casualmente, todas vacunadas?»
«Creo que sin decir nada lo estamos diciendo todo», exponen en un momento del artículo. Humildemente, desde esta redacción, les queremos decir que dicen muchas cosas, la mayoría sin base científica, pero no dicen nada. Nada con sentido.
Related posts
El protocolo Sheeran: cómo sobrevivir al colapso sin un puto móvil
La renuncia de Ed Sheeran al teléfono no es excentricidad: es resistencia frente a una sociedad que confunde productividad con existencia.
Una camiseta que decía ‘Palestine’ y un Parlamento que no tolera la disidencia
Cansın Köktürk fue expulsada del Bundestag por llevar una camiseta, pero el problema no era la ropa: era Palestina.
El exterminio ya no es tabú: casi la mitad de la población judía israelí apoya matar a todos los palestinos de Gaza
Una encuesta revela el colapso ético de una sociedad que ha normalizado el genocidio como política de Estado
Maternidad o barbarie
La libertad de no ser madre no debería escandalizar a nadie en 2025. Y sin embargo…
Vídeo | Hasbara: blanqueando el genocidio
Mientras bombardea Gaza, el Estado israelí despliega una campaña global de imagen financiada con dinero público, desde los escenarios hasta los algoritmos