La sombra que a menudo ha acompañado a la religión es su instrumentalización como herramienta de poder y dominación. A lo largo de la historia, hemos sido testigos de cómo las creencias religiosas se han utilizado como justificación para desencadenar guerras, persecuciones y genocidios.
La fe, que debería ser un refugio de amor y comprensión, se ha convertido en demasiadas ocasiones en un arma de odio y división. Cada individuo tiene el derecho inalienable de creer en lo que desee, de buscar su verdad y de vivir de acuerdo con sus convicciones más profundas.
Sin embargo, el problema surge cuando se intenta imponer esas creencias a otros, cuando se utiliza la fe como excusa para denigrar, discriminar o, en el peor de los casos, exterminar a aquellos que piensan diferente. El odio que nace de querer inculcar una creencia o de usarla para justificar la violencia contra los “otros” es una perversión de lo que debería ser la esencia de cualquier religión: la paz.
Por si alguien se lo pregunta, la periodista que sale en la segunda mitad del vídeo es Ana Kasparian y sus palabras fueron pronunciadas en 2018 en un contexto contra los ultracatólicos provida. Sí, la religión, siempre la religión.
ÚLTIMAS ENTRADAS
El carnaval de las mentiras
“Su objetivo es ganar dinero con sus mentiras, monetizando sus vídeos, logrando donaciones de sus seguidores o la financiación de vete tú a saber qué lobbies”
9N | El derecho a la vivienda en Andalucía se lucha en las calles
Mientras miles se quedan sin techo, las instituciones se rinden al capital inmobiliario
Israel legaliza la deportación y encarcelamiento de niños palestinos
La ofensiva legal israelí amplía la represión contra el pueblo palestino con leyes que permiten el encarcelamiento de menores de 12 años y la deportación de familiares, endureciendo aún más el asedio sobre Gaza.
Carrusel | Tragedias bajo la gestión del PP: la sombra de la impunidad
¿Cuántas tragedias más necesitamos para que el PP asuma responsabilidad?
Vídeo | Lecciones de la DANA – Con Juan Bordera, Antonio Turiel y Fernando Valladares
La tragedia de la DANA evidencia la necesidad urgente de actualizar nuestros protocolos y adaptar nuestras infraestructuras para enfrentar una realidad climática cada vez más peligrosa.