Antaño, los golpes de estado se ejecutaban con tanques y soldados; hoy, el campo de batalla es el mediático, el digital, el judicial. Usan el lawfare como arma predilecta para derribar sin escrúpulos a los líderes de la izquierda global, manipulando la justicia como si fuera un títere en sus manos aviesas.
Este enfoque moderno de golpe de estado involucra financiamiento de grandes empresas y actúa a través de medios conservadores que bombardean la esfera pública con noticias negativas y falsedades sin verificar, mientras que los jueces admiten sin base estas acusaciones, comprometiendo gravemente la justicia.
El proceso continúa con una amplificación mediática excesiva, donde los medios magnifican estas acusaciones sin cuestionamientos críticos, transformando la sospecha en una condena social previa al juicio.
Incluso después de una absolución, el daño a la reputación permanece debido a la insuficiente rectificación mediática, perpetuando un ciclo de descrédito y castigo hacia figuras de izquierda.
No podemos permitir que continúen estos asedios contra quienes han sido elegidos por el pueblo.
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