Alrededor de 150.000 coreanas fueron las «mujeres de confort», esclavas sexuales, de los militares japoneses, un abuso que se ocultó durante décadas.
Este «fenómeno», de las esclavas sexuales, fue desvelado por Kim Mun Suk ya que fue un suceso que había sido borrado de los anales de la historia.
Alrededor de 150.000 coreanas fueron las «mujeres de confort», esclavas sexuales, del Ejército Imperial Japonés «desde la invasión hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial».

Ahora, recientemente, un tribunal surcoreano ha ordenado a Japón pagar compensaciones a esclavas sexuales.
El tribunal del distrito central de Seúl aceptó la demanda de 12 esclavas sexuales surcoreanas, que fue propuesta en 2013 para que el Gobierno nipón compense a cada una con 100 millones de wones.
Las demandantes aseguran que fueron engañadas o forzadas hasta acabar ejerciendo como esclavas sexuales para las tropas niponas antes y durante la II Guerra Mundial.

Sin embargo, de las 12 demandantes solamente 5 siguen en vida. Según el medio El comercio, «solo sobreviven 16 de las víctimas registradas por la Administración surcoreana».
«Los japoneses les dijeron mentiras para llevárselas. A algunas les prometieron que irían a trabajar a una fábrica de productos militares. Muchas eran niñas a las que embaucaron con ir a la escuela. Hacían el viaje, algunas en buque, y después las encerraban», explica Kim. A otras, «directamente las secuestraron siendo adolescentes o las vendieron. Las tenían capturadas en una especie de burdeles denominados ‘estaciones de confort’ que tenían como objetivo aumentar la moral del Ejército Imperial japonés».
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