Si alguien aún tenía la esperanza de que con el nuevo año dejaríamos atrás todos los problemas y volveríamos a la normalidad™, que se vaya olvidando.
Juan Teixeira – Eulixe
La pandemia seguirá acechando con nuevas mutaciones mientras no se vacune a todo el mundo, y no sólo a los países ricos. La recuperación económica tantas veces anunciada suena más que nunca a cantos de sirena, al menos para la mayoría de la población. Es cierto que la economía no va mal del todo: los ricos cada vez tienen más y baten récords de beneficios. Pero todos los demás cada vez tenemos menos. La escasez de suministros y materias básicas esenciales se une a la crisis climática que ya estamos sufriendo, y que irá in crescendo año tras año. Por todas estas y muchas otras razones, las protestas sociales parecen garantizadas para 2022. Y los que más cómodos están con la situación actual de la cosas lo saben, por eso se están preparando. En el Estado español la Policía ya cuenta con sus flamantes y mortales nuevas porras de acero para hacer entrar en razón a los antipatriotas, y hasta se está preparando a los orcos del Ejército ( la Legión) para que debatan en las calles los pros y contras de la situación con los críticos al sistema actual.
Ya queda poco para acabar este 2021, año II Después de la Pandemia. Y aunque socialmente está muy mal visto hablar en negativo en fechas navideñas (para algunos será pronto todavía, pero el que escribe estas líneas lo hace desde Vigo), creo que esta vez está bien prevenir ante lo que se nos viene encima. Ojalá me equivoque, pero parece que es gordo.
Respecto a la pandemia, poco queda por decir. Lo que ya es evidente es que mientras no se liberen las patentes y se vacune a todo el mundo, el virus seguirá mutando y no nos dejará seguir nuestra senda autodestructiva tranquilos. Obviamente las grandes farmacéuticas no cederán su gallina de los huevos de oro por las buenas, y menos ahora que están viendo como estas nuevas mutaciones hacen necesaria una tercera dosis, y luego una cuarta, y quinta y…
Lo que no es tan obvio para muchos es porqué los estados y organizaciones internacionales que velan por la seguridad y bienestar de la población no toman medidas al respecto y obligan a las farmacéuticas a liberar las patentes ¿Será porque están al servicio de las grandes multinacionales antes que de la población? No seamos mal pensados por favor.
La situación económica tampoco es halagüeña, al menos para la gran mayoría de la población. Mientras “la economía” continúa especulando con todo lo que puede como si no pasara nada y agota sus últimos cartuchos, “la realidad” es cada vez más dura. La desigualdad es ya totalmente insostenible, y lo peor es que se acentúa imparable: según un estudio del World Inequality Lab que se acaba de publicar, el 10% más rico de España concentra casi el 60% de toda la riqueza, y tan solo un 1% de la población tiene una cuarta parte del patrimonio privado del país. La cosecha de beneficios del Ibex 35 ha sido extraordinaria este año, superando los 50 000 millones de euros. Y es que aunque parezca mentira con todo lo que está cayendo, el Ibex está tan solo a un 5% de batir su máximo histórico. Mientras, la población se enfrenta a una subida de precios que reduce su poder adquisitivo enormemente, provocando por ejemplo que 50 millones de trabajadores europeos no pueden pagar la luz o el gas.
Es decir, si analizamos la situación únicamente desde la perspectiva económica, estamos bastante bien. Naturgy por ejemplo ha aumentado su beneficio casi un 60%, llegando hasta los 700 millones de euros en el tercer trimestre del año. Endesa también ha elevado sus ingresos un 43,6% en los nueve primeros meses del año, superando los 18 600 millones de euros. Sin embargo, si analizamos la situación desde la perspectiva social, la realidad es bien diferente. Mientras las empresas comercializadoras baten récords de beneficios, la factura media para los hogares ha aumentado espectacularmente, hasta llegar a los 96 euros. En 2021 la factura de la luz ha sido de media un 35% mayor que la de 2020.
La desconexión entre los índices bursátiles y la realidad es total y absoluta. La única duda es saber hasta cuando podrán mantener la burbuja hinchada.
Y es que aunque el Ibex diga lo contrario, lo que está por venir no pinta nada bien, veamos desde donde lo veamos. Por ejemplo, la economía española se aferra a los fondos europeos “Next Generation”, asegurando que los miles de millones que están por caer serán el bote salvavidas que nos llevará a un soleado destino postpandémico. La realidad es que esos fondos no harán mas que aumentar la insostenible desigualdad que sufrimos, puesto que esos miles de millones acabarán en el bolsillo de las mismas grandes empresas de siempre, mientras que la población tendrá que cargar con la letra pequeña: más privatizaciones, mantener la reforma laboral ( o maquillarla un poquito, que viene a ser lo mismo), implantar copagos en servicios públicos…
Y no entremos ya a valorar la crisis energética, de suministros y climática a la que nos enfrentamos, puesto que esto daría para bastantes artículos más. Dejo por aquí este vídeo al respecto por si es de interés:
Los que han provocado una irreparable vía de agua en el barco en el que navegamos están saqueando todo lo que queda a bordo y cargándolo en los botes salvavidas, mientras distraen al resto de incautos pasajeros con todo tipo de artimañas. Pero el barco se hunde más rápido de lo esperado…
Es decir, si sumamos todos estos factores (crisis económica, de modelo, social y ecológica), parece lógico llegar a la conclusión de que nos enfrentamos a un cóctel social explosivo que puede detonar en cualquier momento y con cualquier excusa. Los que están en la cima de la pirámide social en la que hemos vivido las últimas décadas lo saben, y por eso preparan a sus perros guardianes para defenderse e intentar mantener su privilegiada posición.
LA REPRESIÓN LO ARREGLA TODO
A pesar de que España es uno de los países más seguros del mundo, el “gobierno más progresista de la historia” no solo no ha derogado todavía la polémica y represiva Ley Mordaza como tantas veces prometió, sino que ha aumentado el salario de los policías en más de un 20% en los últimos tres años, y desde 2018 hasta 2021 se han creado 13 000 plazas nuevas. Quizá algún malpensado crea que este fortalecimiento de las fuerzas de seguridad internas se produzca por una previsión del aumento del descontento social entre la ciudadanía. La siguiente noticia reforzará su planteamiento: la semana pasada la Dirección General de la Policía comenzó a distribuir entre sus agentes las nuevas porras de acero que sustituirán a las tradicionales, con un gasto para el Ministerio del Interior de 2 millones de euros.
No hay dinero para contratar enfermeras en una pandemia, pero si para subir el sueldo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y comprar armas letales para utilizar contra la población. Porque estas nuevas porras son armas mortales si no se usan con precaución, y ya conocemos el talante dialogante de nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado…
La propia Dirección General de Policía elaboró un protocolo sobre el uso de estas porras de acero en el que se especifica que el agente deberá evitar hacerlo con movimientos verticales «de arriba hacia abajo», sin golpear «bajo ningún concepto» en cabeza, cuello o columna vertebral. Obviamente una cosa son los protocolos y otra el mundo real. Ahí tenemos el ejemplo de las balas de foam, cuyo disparo directo está estrictamente prohibido, y sin embargo es habitual que los agentes lo hagan. Ahora imaginaos a esos mismos agentes que se pasan con asiduidad los protocolos por el forro, con estas porras que destrozan huesos de un simple golpe:
Un agente de la Policía Nacional subió un vídeo a su propio canal de YouTube hablando de estas porras de acero, asegurando en un tono bastante festivo que “con esto abres la cabeza a alguien, la lesividad es bestial”, o “ojito con esto, porque matáis a alguien, y lo digo bien claro: matáis a alguien“. Pues bien, es tan solo cuestión de tiempo que eso suceda. Os dejo con el vídeo en cuestión, pero os advierto si sois sensibles que este personaje es bastante desagradable:
Por si esto fuera poco, la semana pasada también hemos conocido la noticia de que los mismísimos legionarios se entrenan para el “control de masas” con la ayuda de policías y guardias civiles. Los Legionarios. Controlando masas. Sueltos por la calle. Armados. Increíble pero cierto: la Segunda Compañía de la Bandera Millán Astray recibió formación en “técnicas de detención” y represión de protestas callejeras este mismo verano. El último bastión de defensa del franquismo controlando manifestaciones progresistas en las calles de nuestras ciudades, ¿qué podría salir mal?
Se trata de un curso centrado en materia antidisturbios como preparación a un futuro próximo despliegue operativo de la unidad… Control de masas pacíficas y hostiles, barreras, canalizaciones, disolución de tumultos de baja, media y alta intensidad, uso de material específico de antidisturbios como fumígenos, lacrimógenos, bocachas (adaptadas a su armamento reglamentarios), utilización y movilidad de los vehículos en orden público, despliegues operativos, formaciones tácticas, cuadros…y otros fueron entrenados, mejorados y dominados por la unidad de vanguardia de nuestro ejército – Departamento de Defensa Personal Policial de la Asociación de Luchas Olímpicas de Asturias
Los instructores del curso que recibieron los legionarios señalan que así consiguen especializarse “en una materia para la que cada vez son más requeridos”: nada más y nada menos que “su labor de auxilio a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en labores de seguridad interior“. Y es que los conflictos que están por venir no serán tanto en el extranjero, sino entre los Gobiernos (en representación de la oligarquía) y sus propios ciudadanos.
La terrible desigualdad a la que asistimos, unido a un futuro próximo de escasez de recursos, nos lleva a dos posibles escenarios. Por un lado, un cambio de modelo económico y social en el que se anteponga la igualdad, la sostenibilidad medioambiental y el reparto justo de la riqueza. Y por otro lado mantener el actual sistema, llevándolo al extremo: el totalitarismo. Esa minoría social que acapara la mayor parte de recursos lo tiene claro, y ya se prepara para la batalla.
El término “tercera guerra mundial” no ha quedado en el ámbito de la ficción, afirman tantos y tantos expertos. En ese sentido destacan que el conflicto global se está originando por la crisis financiera mundial y enfrentará a coaliciones formadas sobre la base de preferencias de los países acerca del orden mundial: un modelo de dominio de los países desarrollados que no se quiere abandonar y un modelo de mundo multipolar desglobalizado – Antonio Aretxabala, geólogo comprometido con las causas sociales, investigador y profesor en la Universidad de Zaragoza.
Y es que la pandemia a día de hoy está lejos de ser el mayor de nuestros problemas. El reto principal que tenemos por delante es cambiar el actual sistema en el que vivimos antes de que sea demasiado tarde, puesto que es obvio ya que no es sostenible desde ningún punto de vista, más que desde el de la represión. Y hacia ahí nos lleva el 2022, a la disputa entre los que creen en un sistema más justo y sostenible y los que defienden el actual por propia conveniencia, utilizando para la batalla a sus lobotomizados súbditos y sus muchos soldados a sueldo. Feliz Navidad y próspero año nuevo!
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