Cuando los viejos fantasmas del fascismo se cuelan por las rendijas de la democracia, a veces es el propio Estado quien debe sacarlos a patadas.
Por primera vez en su historia reciente, el Parlamento de Grecia dejará vacíos tres de sus escaños. El Tribunal Supremo Especial heleno acaba de retirar el acta a tres diputados del partido ultraderechista Espartanos, tras probarse que actuaban como peones encubiertos de Ilias Kasidiaris, dirigente neonazi y exlíder del ilegalizado Amanecer Dorado, condenado a prisión por liderar un grupo criminal armado.
La sentencia es histórica y lanza un mensaje claro: usar candidaturas de tapadera para devolver el fascismo al Parlamento es un fraude democrático. Y así lo ha entendido la Justicia griega tras dos años de investigación.
EL FANTASMA DE AMANECER DORADO NO SE RESIGNA A DESAPARECER
Pese a que Amanecer Dorado fue proscrito en 2020 como organización criminal —tras años de sembrar violencia, discursos de odio y asesinatos en las calles griegas—, su maquinaria no ha dejado de intentar reinventarse. Ilias Kasidiaris, encarcelado entonces, movió sus fichas desde la sombra: fundó Griegos por la Patria y apoyó abiertamente al nuevo partido Espartanos en las elecciones de 2023.
El propio fundador de Espartanos lo reconoció sin tapujos: “el apoyo de Kasidiaris fue el motor de nuestro éxito”. Y no era una metáfora. Según los jueces, tres de sus diputados eran, de hecho, correas de transmisión de las órdenes políticas del neonazi encarcelado.
La denuncia partió de tres ciudadanos que alertaron del engaño. El Tribunal Supremo Especial, que tiene competencias constitucionales y electorales, ha tardado dos años en armar un caso sólido. Su conclusión es contundente: “representar a un líder oculto concierne a todo el país y, en particular, a los votantes de los distritos por los que fueron elegidos”.
La sentencia les retira su acta como castigo por fraude electoral. De los 12 diputados que tenía Espartanos, el partido se queda con nueve.
CUANDO LA DEMOCRACIA SE DEFIENDE A SÍ MISMA
El caso abre un precedente clave: la Justicia no puede permitir que las cloacas de la extrema derecha usen las urnas como trampolín para el odio. Porque eso es lo que pretendía Kasidiaris: burlar la sentencia que ilegalizó Amanecer Dorado, infiltrar a sus peones en el Parlamento y desde ahí volver a envenenar el debate público.
Que nadie se engañe: el fascismo nunca se jubila, se disfraza. Y Grecia lo sabe mejor que nadie. No es casual que este sea el primer caso en que el Tribunal Supremo Especial decreta la vacancia de escaños por este motivo. No es fácil. Requiere pruebas, valentía y voluntad política.
Pero era necesario. Porque si no se hace, la ultraderecha aprende que puede seguir parasitando la democracia con total impunidad.
Hoy esos tres escaños vacíos en el Parlamento griego son un recordatorio incómodo: la extrema derecha siempre intentará volver. Y la única defensa es cerrarle la puerta una y otra vez.
Sin concesiones.
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Oleee para los griegos, así se combate el fascismo, desde la » justicia», desde la tribuna machacabdoles, y desde la calle ,combatiendoles cuerpo a cuerpo.
Pero aquí la justicia es franquista, los políticos son unos peleles con un triángulo rojo y poco más, y en la calle somos cada vez menos frente a ellxs, y lxs que estamos,nos apalean y encierran bajo los órdenes de lxs vendeobrerxs de psoesumar y la complicidad de sus muletas de » izquierda».
Mucho trabajo nos queda,a ver si despierta la juventud de » izquierda», o es que no hay ??
Salud y anarkia