En tiempos de desastre, necesitamos más ayuda real y menos postureo; la solidaridad no se mide en millones prometidos, sino en soluciones que llegan a tiempo.
En este episodio de Hasta el coño de, Marina se dirige a sus fieles “remolachers” y analiza cómo la situación actual parece más una tragicomedia que un boletín de noticias. Arranca comentando lo que ha dado de sí la polémica en torno a Iker Jiménez y Rubén Gisbert, el influencer que fue pillado en plena faena “embarrándose” para dar más dramatismo en directo en su participación en Horizonte. Entre risas, Marina cuestiona la capacidad de ciertos personajes de internet para esparcir bulos con más entusiasmo que responsabilidad y se pregunta qué será lo próximo: ¿cursos de teatro para salir bien en los vídeos de tragedia?
Luego, Marina da paso al tema central: las medidas de Pedro Sánchez tras la Dana en Valencia. La crítica es dura pero no falta el humor: Sánchez ha prometido 10.600 millones de euros en ayudas, una cifra que parece sacada de una rifa de lotería. Entre estas medidas, el Gobierno ha cuadruplicado las ayudas por fallecimiento, incapacidad o daños en viviendas, y asignado hasta 72.000 euros en casos de incapacidad. Para las pymes y autónomos, la ayuda va desde 5.000 hasta 150.000 euros, que según el Gobierno estarán en sus cuentas en menos de un mes. Marina se pregunta en qué planeta sucede eso, porque aquí en España hasta la burocracia tiene su propia zona horaria.
El programa no se queda ahí: Marina también toca el drama de los servicios de emergencia privatizados, que, como comenta entre sarcasmos, parece que estaban preparados para atender a una provincia, pero no para una catástrofe. También denuncia cómo las administraciones autonómicas y centrales, en vez de colaborar, han convertido la ayuda en un campo de batalla política, y subraya la necesidad de un sistema de emergencias público, fuerte y eficiente.
La crítica final es un llamado a la responsabilidad, no solo de los políticos, sino de todos: desde quienes difunden bulos en redes hasta los medios que buscan el espectáculo. Marina cierra con un recordatorio para sus seguidores de donar directamente a organizaciones de confianza y evitar a aquellos que se aprovechan de la tragedia para fines políticos o de autopromoción. Con ese toque humorístico que caracteriza a Hasta el coño de, Marina deja claro que la solidaridad verdadera no necesita una cámara ni un titular, sino hechos.
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