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Durante los últimos años, el CrossFit se ha convertido en una práctica muy popular: cada vez hay más personas interesadas en encontrar un deporte capaz de desafiar sus límites. Y este, desde luego, los pone a prueba.
En la década de los 90, el emprendedor estadounidense Greg Glassman fundó la marca CrossFit como un programa de acondicionamiento físico que combinaba una gran variedad de movimientos, realizados con gran intensidad.
Los entrenamientos incluyen ejercicios de fuerza, resistencia cardiaca y respiratoria, flexibilidad, movilidad articular y habilidades motoras. En la práctica, esto se traduce en levantar pesas, correr, saltar y realizar movimientos de gimnasia, entre otros ejercicios, en sesiones que se prolongan aproximadamente una hora.
Tal variedad de actividades y retos, frente a la monotonía de otras disciplinas, favorece la motivación de los participantes. Y esa es su primera ventaja.
Beneficios en el cuerpo y en la mente
En cuanto a sus efectos físicos directos, la práctica habitual de CrossFit incrementa la fuerza, la resistencia muscular, la flexibilidad y la coordinación. Sus ejercicios ayudan a prevenir enfermedades cardiovasculares, aumentar la masa muscular y mejorar la movilidad de las articulaciones. En definitiva, a gozar de un metabolismo que funciona mejor gastando menos.
En la vida diaria, esto nos permite echar una carrera para coger el autobús sin cansarnos o coger objetos pesados con facilidad. También puede ayudarnos a mantener el ritmo cotidiano, hacer escapadas y jugar con nuestros hijos, primos o sobrinos sin acabar agotados al final del día.
Además, el CrossFit promueve el sentido de comunidad y compañerismo. Los entrenamientos se hacen en grupo, lo que fomenta la colaboración y crea un ambiente estimulante. Esto puede ser especialmente beneficioso para aquellas personas que buscan un grupo de apoyo en su viaje hacia una vida más activa y saludable a largo plazo.
Pero ¿hay contraindicaciones?
Como todo tipo de ejercicios, el CrossFit también arrastra algunos prejuicios sobre su práctica. El más común es que causa muchas lesiones. En realidad, son similares a las ocasionadas por deportes como el rugby, el fútbol, la halterofilia o la gimnasia. Y entre ellas, destacan las lesiones de hombro y de columna lumbar.
De todos modos, debemos tener en cuenta que cualquier forma de ejercicio acarrea sus riesgos si no se lleva a cabo correctamente. La experiencia puede considerarse un factor protector.
Otra idea extendida es que solo la gente joven está capacitada para hacer CrossFit. Sin embargo, como el entrenamiento incluye mucha variedad de ejercicios, puede ser un deporte accesible para todos. Lo importante es trabajar con un entrenador cualificado que adapte las actividades al nivel de quien lo practica.
Por último, un estudio demuestra que los aficionados al CrossFit tienden a tomar suplementos (como proteínas o creatina) o seguir ciertos tipos de dieta cuyas bondades no están acreditadas o no son recomendables para todo tipo de personas (paleodieta, dieta cetogénica…).
Lo preocupante es que la única fuente de información para casi la mitad de los participantes en el citado trabajo había sido internet.
Motivos para recomendarlo
Como sanitarios buscamos la prevención y la promoción de salud, y el CrossFit puede ser una herramienta efectiva para alcanzar esos objetivos, teniendo en cuenta los siguientes aspectos:
Salud física. Este deporte ayuda a prevenir o controlar enfermedades como la obesidad, la diabetes o la hipertensión siempre que seamos conscientes de la importancia de practicarlo con seguridad, emplear técnicas adecuadas y e ir progresando gradualmente.
Salud mental. El ejercicio regular ha demostrado tener efectos positivos en la reducción del estrés, la ansiedad y la depresión. En el caso concreto del CrossFit, hay que añadir ese sentido de comunidad que destacábamos entre sus beneficios.
Dieta saludable. La utilización de suplementos, el seguimiento de una alimentación concreta o el control de parámetros biológicos han de ser supervisados por un profesional.
En definitiva, cabe recomendar el CrossFit siempre que sea una actividad adaptada a nuestras capacidades y esté dirigida por especialistas de la salud y expertos en este deporte. Quien se decida a probarlo debe estar informado sobre sus potenciales beneficios y, también, sus riesgos.
Benjamín Gaya-Sancho no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.
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