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La eólica marina (denominada offshore en inglés) ya ha llegado a España tras la aprobación del Plan de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM). Los futuros aerogeneradores marinos serán flotantes con 15 MW de potencia, más de 200 metros de diámetro y alcanzarán unos de 300 metros de alto.
Esta emergente tecnología trae numerosas incógnitas sobre sus posibles impactos sobre el medio ambiente marino. Planificar estudios que los identifiquen y monitoricen es crucial para la conciliación de todos los sectores sociales y económicos involucrados.
Hoja de ruta a 2030
La eólica marina es imprescindible en la transición a una economía neutra en carbono. El objetivo del Gobierno es instalar 3 GW en 2030. Esto equivale a instalar unas 200 turbinas de 15 MW.
La principal ventaja de la eólica marina es el gran número de horas con altas velocidades de viento. En medio del mar, se puede llegar a 45-55 % de horas equivalentes de producción a máxima potencia. Esto se reduce para la eólica en tierra con un 25-35 % o para solar fotovoltaica en 15-20 %. Esta mayor capacidad de generación reduce la intermitencia de las fuentes renovables, haciendo evidente por qué la eólica marina es tan importante.
El reto: Condiciones marinas extremas y una tecnología por madurar
El POEM identifica 5 zonas de desarrollo de eólica marina caracterizadas por estar en aguas (muy) profundas, que van desde 150 metros (algunas zonas de Cataluña y Asturias) hasta 500 metros o más (zonas de islas Canarias, Galicia, Andalucía y Baleares).
A día de hoy, todas ellas serían explotables solo con eólica flotante, una tecnología en estado de desarrollo sin ningún parque a nivel comercial con este diseño.
Como cualquier obra de ingeniería, los aerogeneradores flotantes se diseñan para soportar eventos extremos, igual que las presas o puentes. En el caso de la eólica flotante el oleaje extremo será el principal condicionante del diseño, especialmente en condiciones de más de 200 metros de profundidad.
En zonas como Andalucía esto podría no ser un problema, pero sí lo será en la demarcación noratlántica. Esta última es la zona de mayor capacidad de eólica marina determinada por el POEM, con 8 zonas de desarrollo prioritario entre Galicia y Asturias. Aquí el récord de altura máxima de ola es de 27,81 metros.
Esto supone un reto de ingeniería nunca visto, que dispara el coste del sistema de anclaje de las plataformas flotantes al fondo marino. Esto desafía la viabilidad tecnoeconómica de la eólica flotante en España.
Es necesario resaltar la complejidad de las tareas de mantenimiento y reparación. Garantizar la seguridad y salud de los operarios es imperativo. Trabajar a 150 metros de altura en el buje del molino requerirá condiciones de calma, con viento bajo y olas pequeñas, que eviten grandes oscilaciones. Esto demandará condiciones muy estrictas de viento y oleaje, con ventanas de oportunidad que se pueden dar menos de 30 días al año.
La eólica flotante es todavía una tecnología en demostración, más si cabe para proyectos de extrema complejidad como en el litoral español.
Hoy en día, existen contados eólicos flotantes a nivel mundial en operación, funcionando como demostradores en proyectos como Windfloat, con tres turbinas de 8.4 MW en Viana do Castelo (Portugal), y Hywind (Escocia), con cinco turbinas de 6 MW. Ambos a relativa poca profundidad, de hasta 120 metros.
Posibles riesgos sobre el ecosistema marino
Algunos de los sectores del mar son reticentes a la instalación de aerogeneradores en los emplazamientos propuestos en el POEM. Existe una gran incertidumbre sobre los posibles riesgos de los molinos de dañar el ecosistema marino. También se cuestiona si dichos efectos pueden acarrear consecuencias irreversibles sobre su actividad económica.
Algunos de los principales efectos de la eólica marina son:
Contaminación acústica por el ruido de las aspas de los molinos al rotar,
Contaminación lumínica por las balizas dispuestas en el buje de la turbina,
Cambios en el viento en capas bajas de la atmósfera,
Alteración en la distribución de nutrientes o turbidez sobre la columna de agua,
Campos electromagnéticos originados por los cables de transmisión eléctrica.
Estos se conocen porque han sido estudiados y documentados. Incluso el Gobierno de Escocia ha revisado cuales son las evidencias científicas que ayuden a promover parques eólicos.
Sin embargo, los estudios previos no han sido realizados en el litoral español, ni con aerogeneradores de tal tamaño. El ecosistema y características geográficas del Mar del Norte es muy diferente a la costa española. Por ello, desconocemos la extensión de mar afectada por cada uno de estos efectos y a qué especies marinas impacta de forma negativa y positiva.
Esta incertidumbre sobre los riesgos para el ecosistema marino es la responsable de hace saltar las alarmas en sectores de la sociedad, como la pesca. En relación a actividades económicas como el turismo, se espera que los parques eólicos marinos no causen un impacto negativo. Existe también la oportunidad de establecer sinergias en turismo, acuicultura o marisqueo, que podría ser una forma de beneficiar la economía de lugares cercanos a los parques marinos.
Es evidente que la monitorización y evaluación de los posibles efectos de la eólica marina sobre el ecosistema marino e impactos en la sociedad es fundamental. Plataformas que integren todas las partes involucradas (por ejemplo, el Observatorio de la Eólica Marina de Galicia) juegan un papel crucial, en paralelo con ambiciosos proyectos de I+D a gran escala.
Perspectiva a 2030
El objetivo altamente ambicioso del Gobierno para 2030 de instalar 3 GW en menos de 7 años es un reto difícilmente alcanzable. Considerando la importancia de la eólica marina en la seguridad energética de España, podemos plantear dos escenarios posibles: que no se instale eólica flotante en la zona noratlántica por inviabilidad tecnoeconómica o que se subasten proyectos con un precio de venta de electricidad cercanos a 150-180 €/MWh para hacerlos viables.
La situación macroeconómica actual puede complicar aún más alcanzar dichos objetivos. Orsted, empresa líder en el sector eólico marino, avisa de que el futuro parque más grande del mundo, Hornsea 3 (Reino Unido), con una capacidad de 3 GW, puede no ser viable sin ayuda económica adicional.
El reto de la transición energética es el mayor desafío de nuestra era y la eólica marina juega un papel imprescindible. Sin ella, ni cumpliremos los objetivos del Acuerdo de París, ni podremos mitigar los efectos del cambio climático. Su implantación debe hacerse con gran planificación a todos los niveles, garantizando la cohesión social y abriendo nuevas oportunidades económicas que generen valor local y nacionalmente.
Jose Luis Suarez Sierra recibe fondos de la Agencia de Desarrollo Económico del Principado de Asturias. Él trabaja y posee acciones de Táctica Desarrollo Industrial S.L.
Pablo Ouro no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.
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