Cuando la mentira se convierte en herramienta política, el silencio se vuelve complicidad.
LA MENTIRA COMO ARMA DE GUERRA
El llamado “acuerdo de paz” en Gaza no ha frenado la maquinaria de desinformación israelí. Apenas se anunciaron las liberaciones de rehenes, una nueva oleada de bulos invadió las redes: cuentas anónimas, portavoces de la ultraderecha y hasta una diputada del Partido Popular difundieron que Hamás había asesinado a todas las mujeres rehenes para ocultar supuestas violaciones.
El relato era macabro, pero sobre todo falso.
La realidad era mucho más sencilla. Las mujeres, menores y personas mayores de 50 años fueron liberadas en los anteriores acuerdos de alto el fuego. De los 168 rehenes liberados con vida, 92 eran mujeres y 76 hombres, según datos verificados por CNN. Pero la verdad nunca interesa a quienes viven del miedo y la manipulación.
La desinformación no busca informar, busca encender emociones. Por eso bulos como este, lanzados sin evidencia alguna, se viralizan en cuestión de horas mientras las correcciones apenas circulan. Un ejemplo claro fue el tuit de la usuaria Macarena Puentes, que afirmaba: “Ninguna mujer ha sobrevivido a Hamás”. Su publicación alcanzó más de 15.000 ‘me gusta’ antes de que se demostrara falsa. Nuestra respuesta lo resumía:
Las mujeres, menores de edad y mayores de 50 años fueron liberados en los anteriores acuerdos de alto el fuego.
— Spanish Revolution (@Spanish_Revo) October 14, 2025
15.000 likes lleva el bulo.
Este tuit desmontándolo tendrá 100 o 150. https://t.co/w9uzPMVRUy
“Las mujeres, menores de edad y mayores de 50 años fueron liberados en los anteriores acuerdos de alto el fuego.
15.000 likes lleva el bulo.
Este tuit desmontándolo tendrá 100 o 150.”
Así funciona la posverdad: el bulo corre, la verdad cojea.
DE TEL AVIV A MADRID: EL ECO DE LA DESINFORMACIÓN
El bulo no surgió de la nada. Nació en medios y cuentas sionistas en EE.UU. y fue amplificado por los ecosistemas digitales de la ultraderecha internacional. Desde ahí, saltó a España y Argentina, impulsado por los mismos perfiles que justifican los bombardeos sobre Gaza y niegan el genocidio.
Lo preocupante es cómo políticos, periodistas y opinadores con nombre y sueldo se suman a esa cadena de intoxicación. Ya no son bots ni cuentas falsas: es la estructura política de la derecha la que normaliza la mentira.
Mientras tanto, desde el propio Partido Popular se verbaliza sin pudor lo que ya era evidente: “Mentir no es ilegal”. Y bajo ese eslogan, todo vale. Se puede negar el genocidio, falsear datos, sembrar odio o manipular tragedias sin rendir cuentas.
Entre los 24 cadáveres reclamados por Israel que aún no han sido recuperados, solo hay una mujer, Inbar Hayman, asesinada el 7 de octubre de 2023 y nunca tomada como rehén, según The Times of Israel. Un dato silenciado por quienes prefieren alimentar el morbo de la mentira antes que reconocer los hechos.
La desinformación se ha convertido en otra forma de violencia política. No solo en Gaza. También en nuestras redes, donde se libra una guerra paralela por el control del relato.
La derecha ya no teme mentir, teme perder el monopolio del engaño. Por eso es vital seguir desmontando sus bulos, aunque tengan 15.000 ‘likes’ y la verdad apenas 150.
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