Las fuerzas israelíes han decidido que la mejor forma de hacer volar la mente de los estudiantes palestinos es, literalmente, volando su universidad. ¿Quién necesita aulas y libros cuando puedes aprender sobre la guerra y la destrucción en primera fila?
Aparentemente, 315 bombas son la respuesta al enigma del conocimiento.
Ya lo dijo Maria Montessori: “La paz es tarea de la educación”. En Palestina ya no hay esa opción.
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