«Nos están fulminando uno a uno con denuncias falsas», decía Oltra. Sí, es así, y si no reaccionamos pronto nadie estará ya segura o seguro aquí.
Desde el corazón de nuestras instituciones públicas fluye un torrente de financiación que, en vez de servir al pueblo, engorda los bolsillos de medios que no solo distorsionan la verdad, sino que la sepultan bajo capas de falsedades con total impunidad.
Mónica Oltra ya nos lo advertía en 2021, cuando ella misma fue víctima de esta destructiva estrategia de lawfare, pero sus advertencias cayeron en oídos sordos. El caso más reciente involucra a Begoña Gómez, esposa del presidente Pedro Sánchez, atacada con una denuncia que se basa más en montajes periodísticos que en evidencias reales, demostrando una vez más cómo ciertos medios, instrumentalizados por intereses políticos, están dispuestos a socavar las bases de nuestra convivencia democrática.
Este descenso a los abismos de la política de persecución debe alarmarnos a todas y todos. No es un problema aislado, sino un síntoma de una enfermedad más profunda que amenaza con desgarrar el tejido mismo de nuestra sociedad. «Nos están fulminando uno a uno con denuncias falsas», decía Oltra. Sí, es así, y si no reaccionamos pronto nadie estará ya segura o seguro aquí.
Related posts
SÍGUENOS
Milei se rinde al dólar: volantazo desesperado con aval del FMI
El gobierno que prometía “no intervenir jamás en el mercado” se arrodilla ante la divisa y dinamita su propio dogma.
Cómo frenar el hambre en Gaza
El genocidio se sostiene sobre un crimen antiguo: convertir la comida en un arma. Frenarlo es una obligación colectiva.
Aznar dicta y Feijóo obedece: FAES llama “emboscada” al pacto climático mientras el PP arde en sus propias cenizas
El laboratorio ideológico de Aznar protege a los barones del PP y convierte la prevención de incendios en munición política, mientras las comunidades gobernadas por la derecha suman récords de abandono forestal.
Vídeo | Queremos más Chikahiros
No hay pancartas masivas ni focos mediáticos. Solo un chef japonés que cada semana se planta ante la embajada de Israel en Tokio y repite lo mismo: “Parad el genodicio”. Una voz sola que vale por miles. Queremos más Chikahiros.
Vídeo | El negocio de matar
Palantir vende tecnología, pero lo que compra el ejército israelí es impunidad: un algoritmo que legitima la masacre. Cada contrato firmado es un misil que despega. Cada sonrisa de Karp es una fosa abierta.