Sarandon, en un discurso apasionado bajo la lluvia este fin de semana en Nueva York, reiteró un poderoso llamado a la acción y solidaridad global bajo la premisa de que «nadie es libre hasta que todos seamos libres». Con un enfoque firme en la liberación de Palestina, Sarandon delineó los enemigos de la humanidad: el odio, el racismo, la colonización, la avaricia y, sobre todo, el silencio. Este último, destacó, se manifiesta en la indiferencia ante las imágenes desgarradoras de niños aplastados, bebés hambrientos y madres en lamento, escenas inaceptables que subrayan la urgencia de la acción.
Sarandon incitó a la audiencia a reconocer por sí mismos quién es el verdadero enemigo. Su mensaje no solo fue un llamado a la conciencia sino también un recordatorio de la comunidad y el apoyo mutuo entre aquellos comprometidos con la justicia. Alentó a los presentes y a los activistas globalmente a seguir presentes, organizando y hablando alto contra las injusticias, asegurando que, a través de la valentía colectiva y la solidaridad, estaremos del lado correcto de la historia en la lucha por una Palestina libre.
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