Hipocresía pura: Wolfgang Kiessling, presidente de Loro Parque, critica duramente a ecologistas y defensores de los animales utilizando argumentos que no solo carecen de base lógica, sino que también demuestran una alarmante desconexión con los imperativos éticos y ambientales que una socidad moderna y democrática requiere. Al beneficiarse de generosas subvenciones públicas y ventajas fiscales, mientras simultáneamente acusa a los grupos de protección animal de ser meramente lucrativos, Kiessling revela una total falta de integridad y responsabilidad social.
Sus intentos por manchar la reputación de los defensores de los animales, sugiriendo que sus preocupaciones no son genuinas, son tácticas de desinformación baratas. Estas acciones no solo desacreditan su propia credibilidad, sino que también subrayan su falta de compromiso con la ética y el bienestar animal. La defensa de Kiessling de un modelo de negocio basado en la explotación evidencia su disposición a priorizar el lucro sobre la moralidad.
Related posts
83% de las personas asesinadas en Gaza eran civiles: la mentira de la “guerra limpia” israelí
Los datos secretos del propio ejército israelí desmontan el relato oficial: el asedio a Gaza es un genocidio planificado, con un índice de matanza civil pocas veces visto en la historia reciente.
El naufragio del Cybertruck: cuando el juguete de Musk se convierte en un problema financiero
De icono futurista a chatarra cara: el vehículo que iba a revolucionar la movilidad eléctrica es hoy un fracaso asegurado.
La gran sumisión: Europa abre sus fronteras al cerdo de Trump
Un acuerdo desigual que entrega la soberanía económica de la UE a Washington
Vídeo | París marca el camino
París acaba de plantar un bosque en pleno centro. Donde antes había cemento y calor, ahora hay sombra, frescor y vida. Si ellos pueden, ¿qué excusa tienen nuestras ciudades? La crisis climática no espera: lo público debe apostar por espacios verdes, habitables y resilientes.
Vídeo | Jefaza
Cuando la ciudadanía se rebela, cuando una mujer de 87 años se atreve a pegar una pegatina contra el genocidio, mandan a cinco policías a por ella como si fuera peligrosa.