La retirada del busto de Manuel Fraga y el cambio de denominación de la «Cidade Cultural Manuel Fraga Iribarne» son medidas necesarias para que Vilalba refleje unos valores democráticos mínimos.
La lucha por la memoria histórica y la erradicación de los símbolos y elementos que perpetúan una época oscura en la historia de España sigue siendo un tema candente en muchas localidades de nuestro país. Vilalba, en la provincia de Lugo, no es una excepción. El Bloque Nacionalista Galego (BNG) de esta localidad ha levantado la voz y presentado una moción que busca aplicar la Ley de Memoria Democrática y poner fin a la presencia de elementos franquistas en su entorno.
LA APLICACIÓN DE LA LEY DE MEMORIA DEMOCRÁTICA
El BNG de Vilalba se basa en la aplicación de la Ley de Memoria Democrática, específicamente en su disposición relativa a símbolos y elementos contrarios a la memoria. La ley establece claramente que se consideran elementos contrarios a la memoria democrática cualquier objeto o elemento anclado a edificios públicos que haga referencia a la sublevación militar de la dictadura, a sus líderes, a quienes participaron en el sistema represivo o a las organizaciones que sustentaron la dictadura.
Uno de los objetivos claros de esta moción es la retirada del busto de Manuel Fraga Iribarne, una figura controvertida que ejerció como ministro franquista y posteriormente como presidente de la Xunta de Galicia durante 16 años. Su presencia en la Alameda de Vilalba no es solo una cuestión de estética urbana, sino un recordatorio constante de una época oscura de nuestra historia. La retirada de este busto sería un paso significativo hacia la eliminación de símbolos franquistas que aún persisten en nuestras ciudades.
CAMBIAR LA DENOMINACIÓN DE LA «CIUDAD CULTURAL»
Otro aspecto importante de la moción presentada por el BNG es la propuesta de cambiar la denominación de la «Cidade Cultural Manuel Fraga Iribarne». Esta denominación rinde homenaje a un ministro franquista y no refleja los valores democráticos y progresistas que nuestra sociedad defiende en la actualidad. Es hora de que esta ciudad cultural adopte un nombre que represente la diversidad, la inclusión y el respeto por la memoria democrática.
La lucha por la memoria histórica es una lucha por la justicia histórica. La presencia de símbolos y elementos franquistas en nuestras calles es una afrenta a las víctimas de la dictadura y a la democracia que tanto nos ha costado construir. Es fundamental que los espacios públicos reflejen los valores democráticos y los principios de igualdad y justicia.
LA RESPONSABILIDAD DE LAS AUTORIDADES LOCALES
Las autoridades locales tienen la responsabilidad de liderar el proceso de eliminación de símbolos franquistas en sus respectivas ciudades. El BNG de Vilalba ha dado un paso valiente al presentar esta moción, y ahora es responsabilidad de los representantes municipales actuar en consecuencia. No se trata de borrar la historia, sino de dejar claro que no glorificaremos a aquellos que representaron una dictadura que causó tanto sufrimiento.
La eliminación de símbolos franquistas debe ser un proceso participativo que involucre a la comunidad local. Escuchar las voces de quienes han sido afectados por la dictadura y sus consecuencias es esencial para tomar decisiones informadas y justas. La ciudadanía debe ser parte activa en la construcción de una memoria democrática sólida y duradera.
La moción presentada por el BNG de Vilalba es un paso en la dirección correcta hacia la justicia histórica y la construcción de una memoria democrática sólida. La retirada del busto de Manuel Fraga y el cambio de denominación de la «Cidade Cultural» son medidas necesarias para que Vilalba refleje los valores democráticos que nuestra sociedad abraza. La responsabilidad recae ahora en las y los representantes municipales, quienes tienen la oportunidad de liderar este proceso hacia un futuro más inclusivo y justo. La memoria histórica no debe ser un tema olvidado, sino un recordatorio constante de los principios democráticos que defendemos.
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