El caso Monedero, las filtraciones, la manipulación mediática y los juegos de poder dentro de la izquierda han llevado el debate a un punto de no retorno. No todo vale, pero algunos están dispuestos a pisotear cualquier principio con tal de hacer daño a sus rivales internos. Filtrar audios sin consentimiento, exponer a víctimas en contra de su voluntad y aprovecharse de su dolor para sacar rédito político es asqueroso. Pero que haya gente de izquierdas atacando a víctimas de acoso para defender a su partido es aún peor.
Que cada uno se haga responsable de a quién aúpa y a quién defiende, porque los monstruos que se crean para dañar al adversario terminan devorándolo todo. ?
Related posts
SÍGUENOS
Las horas más bajas de Ursula
Dos bloques opuestos han coincidido en algo: pedir la cabeza de Ursula von der Leyen. Y no es una pataleta: tienen 72 firmas, el mínimo legal para forzar el debate.
Vox y la violencia que nunca quiere ver
El alcalde de Villacastín, detenido por agredir a su mujer en plena romería Otra vez Vox. Otra vez la violencia que su discurso niega mientras se enquista en sus filas. Julio César Sánchez, alcalde del partido ultra en Villacastín (Segovia), fue detenido por la Guardia…
Milei, contra las cuerdas
El peronismo conquista seis de las ocho secciones electorales y abre una grieta en el proyecto de odio del Gobierno nacional.
Vídeo | Queremos más Chikahiros
No hay pancartas masivas ni focos mediáticos. Solo un chef japonés que cada semana se planta ante la embajada de Israel en Tokio y repite lo mismo: “Parad el genodicio”. Una voz sola que vale por miles. Queremos más Chikahiros.
Vídeo | El negocio de matar
Palantir vende tecnología, pero lo que compra el ejército israelí es impunidad: un algoritmo que legitima la masacre. Cada contrato firmado es un misil que despega. Cada sonrisa de Karp es una fosa abierta.