Vídeo | Periodismo bajo ataque: Ana Pardo de Vera y el acoso ultra de Bertrand Ndongo en el Reina Sofía 

Ndongo, lejos de actuar como reportero, desempeña un rol de agitador cuya función es provocar y desestabilizar el relato de la prensa crítica.

La agresión verbal e intimidatoria sufrida por Ana Pardo de Vera no es un hecho aislado, sino una estrategia cada vez más utilizada por figuras de la extrema derecha mediática. Bertrand Ndongo, lejos de actuar como reportero, desempeña un rol de agitador cuya función es provocar y desestabilizar el relato de la prensa crítica. Esta práctica busca convertir en “víctima” al agresor cuando se le confronta, para después difundir versiones manipuladas de los hechos.

La secuencia es evidente: Ndongo irrumpe en un espacio donde la prensa cubría un acto de relevancia histórica y carga contra quienes allí se encontraban con insultos y provocaciones. Esto no tiene nada que ver con la libertad de expresión ni con el ejercicio periodístico. La libertad de prensa implica garantizar el derecho a informar, pero no ampara la agresión ni el acoso disfrazado de reportaje.

Los insultos hacia Pardo de Vera, así como las insinuaciones misóginas y el intento de intimidación física, son una muestra más de la escalada de violencia simbólica y real que los sectores ultras perpetran con impunidad. Este tipo de actuaciones busca, además, reforzar una narrativa victimista mediante la manipulación audiovisual, como se ve en las versiones tergiversadas que se han difundido.

Ana Pardo de Vera al ultraderechista Bertrand Ndongo: "Hay que ser tonto para ser negro y ser fascista". pic.twitter.com/5uFMj7giEo

— Fonsi Loaiza (@FonsiLoaiza) January 8, 2025

EL PELIGRO DE LA NORMALIZACIÓN DE LA VIOLENCIA Y EL RACISMO INTERNO

La frase señalada por Ana Pardo de Vera —que Ndongo ha sacado de contexto para reforzar su discurso— pone sobre la mesa un debate crucial: el papel de quienes, siendo objeto de discursos discriminatorios, terminan alineándose con aquellos que perpetúan políticas de odio.

Es una realidad compleja: figuras como Ndongo son utilizadas por la extrema derecha para blanquear su discurso xenófobo y para vender una falsa narrativa de diversidad. Sin embargo, el peligro radica en cómo el racismo interiorizado es instrumentalizado para deslegitimar cualquier denuncia. Este fenómeno ha sido ampliamente estudiado en sociología y se conoce como la paradoja de la representación: la presencia de minorías que reproducen narrativas opresoras no solo invisibiliza el racismo estructural, sino que refuerza los discursos de odio.

El episodio también pone en evidencia cómo los agitadores ultras buscan generar confrontaciones que luego editan y publican recortadas para construir relatos de “ataques” ficticios. Los vídeos publicados por Ndongo, manipulados de forma burda, confirman esta estrategia de distorsión.

La violencia contra periodistas, especialmente mujeres, es una constante que debe ser señalada y combatida. No solo se trata de insultos o empujones, sino de una estrategia de acoso dirigida a silenciar voces críticas y generar un ambiente de miedo. Sin embargo, como señala el incidente de Pardo de Vera, no todas las y los periodistas ceden ante estos embates.

Este tipo de incidentes muestra que, ante el auge de discursos de odio, la respuesta no puede ser el silencio ni la normalización del acoso. La defensa del periodismo libre pasa por señalar y frenar estas dinámicas.