29 Mar 2024
DERECHOS Y LIBERTADES, DESTACADA

Un usuario de Twitter avergüenza a Roma Gallardo al desmontar su discurso sobre violencia machista 

Roma Gallardo ha escrito este hilo señalando que el agravante de género es «ilícito e inconstitucional» porque, según él, «el género no es un motivo»

Roma Gallardo es un youtuber conocido entre sus seguidores por hacer entrevistas de tinte político y social controvertidas con respecto a temas como el feminismo o la tauromaquia. Gallardo cuenta en la actualidad con más de un millón de suscriptores en YouTube y con más de 100.000 seguidores en Instagram. 

Su última polémica salió de Twitter, donde Gallardo no entiende la diferencia entre el agravante por sexo y género, llegando a sus seguidores de una forma sesgada y errónea. El usuario de la red social Shine McShine ha puesto los puntos sobre las íes en el discurso del polémico youtuber. Transcribimos su hilo.

https://twitter.com/Shine_McShine/status/1333715035596746754

Roma Gallardo y la violencia machista

Roma Gallardo ha escrito este hilo para decir que, según él, el agravante de género es «ilícito e inconstitucional» porque, según él, «el género no es un motivo». No iba a entrar al trapo porque me cansan las batallitas estériles de tuiter, pero quizás alguien aprenda algo.

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Roma ha escrito el hilo después de borrar este tuit que, según él, nadie ha entendido. El problema es que tanto en el tuit borrado como en el hijo Roma demuestra que no sabe de lo que está hablando, porque ni siquiera entiende la diferencia entre el agravante por sexo y género

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Porque el agravante por sexo ya existía en el artículo 22.4 del Código Penal dos décadas ante de que se incorporara el agravante de género según lo firmado en el Convenio de Estambul. Y, ¿por qué el agravante por razones de género sí es un motivo? Os explico.

Veréis, cuando un hombre ejerce violencia de género hacia una mujer (en el núcleo familiar o fuera de él, como luego explicaré) no lo hace por el mero hecho de ser mujer, sino porque esta se resiste a cumplir con las expectativas que el hombre tiene para con las mujeres.

Porque resulta que, desde hace milenios, existe una superestructura social llamada patriarcado que le atribuye una serie de expectativas de comportamiento a hombres y mujeres: los ROLES DE GÉNERO.

Estos roles de género definen el papel del hombre como el protector, el que trae el pan, el de caracter fuerte y decidido; la mujer es la que cuida, la que cría a los hijos y la que existe para satisfacer las necesidades y caprichos del hombre. Es una relación de poder.

Así, según esta superestructura, la mujer debe ser sumisa y obediente, y supeditar su autonomía a la aprobación del hombre (como tiene que vestir o actuar, cuando y con quien puede salir, etc.).

Roma Gallardo

La mujer también tiene que procurar para el hombre, ya sea criando a los hijos mientras este trabaja, planchando la ropa o teniendo la casa limpia, y también accediendo a tener sexo cuando el hombre desee. Porque así lo han establecido estos roles de género durante milenios.

Y es cuando la mujer se niega o se resiste a cumplir con estas expectativas para con el hombre cuando se produce esta violencia de género: cuando la mujer no quiere tener sexo, cuando decide no supeditar su autonomía a la hora de vestir a la voluntad del hombre…

O cuando, en definitiva, no cumple con aquellas expectativas que corresponden a los roles de género definidos por esta superestructura. Ese es el MOTIVO. Y sí, tiene que ver con el género. Más concretamente, con los roles asignados a cada género.

Lo común es que esta violencia se de en el núcleo familiar porque es allí donde los roles de género se magnifican, pero también ocurren fuera de las relaciones de pareja.

Por ejemplo, cuando un «nice guy» agrede a la chica que se niega a darle sexo o afecto porque «a pesar de lo bien que se ha portado con ella» se va con otro, esa violencia tiene su base en los roles de género. Porque según estos roles ella debería corresponderle.

Podría seguir poniendo ejemplos hasta aburrir a las piedras, pero creo que ha quedado claro. Lo triste es que Roma es incapaz de entender esta diferencia tan básica, y triste es verle defendiéndose como gato panza arriba porque es incapaz de asumirlo.

En su lugar se dedica a llamar «analfabeto» a todo el que le replica y a afirmar que «destrozaría en un debate» a cualquiera, aunque nunca haya interactuado con esa persona. Es un sesgo de sobreconfianza elevado a la enésima potencia. Dunning-Kruger llevado al paroxismo.

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Eso y que su obsesión por demostrar que es más inteligente que nadie (llegando incluso a retar a alguien a «un test de IQ en directo») podría incluso hacer pensar a algunos que está proyectando a lo bestia sus propias carencias. Qué sé yo.

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