29 Mar 2024
DESTACADA, POLÍTICA ESTATAL

El hilo viral sobre bochornosa escena de una antivacunas a un enfermero 

El tuit del investigador Manuel Jiménez no deja de compartirse en redes.

Tal y como afirmaban desde Le Monde España es un ejemplo de compromiso vacunacional.

Los datos que dan tranquilidad en este sentido los compartía también recientemente la ministra de Sanidad, Carolina Darias: con una tasa cercana al 90% de personas con el antiviral.

De este modo España se ha convertido en el país referencia internacional frente a países con cuotas muy inferiores.

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Sin embargo, existe cierto movimiento antivacunas, que aunque poco frecuentes, se difunden a través de redes sociales.

El investigador y profesor Manuel Jiménez ha compartido una de estas escenas en un hilo de Twitter que se ha hecho absolutamente viral en pocas horas.

Cuenta que al llegar al centro encontró a dos personas delante, especialmente relevante una mujer “de unos 51 años”. Esta, desde el primer momento, comenzó a ‘liarla’, exigiéndole al enfermero un documento firmado donde él se “responsabilizara de las consecuencias” si a la mujer le pasaba algo por vacunarse.

El sanitario trataba de explicarle, sin perder la calma según el narrador, que él estaba trabajando y que había dos opciones: o vacunarla o que dejase sitio a la siguiente persona y replantease sus dudas en casa o con su médico de cabecera.

«La mujer vuelve a la carga: ‘Yo no me quiero vacunar, pero vosotros me obligáis’. A lo que el enfermero responde: «A ver señora, nadie le obliga a usted a vacunarse. Como le he dicho, yo soy un trabajador y hoy me toca vacunar. Si usted se quiere vacunar, yo la vacuno. Si no quiere, le ruego que salga fuera, se lo piensa un rato y si decide vacunarse llame usted a la puerta y yo la vacuno. Pero ahora debe usted irse fuera porque hay para gente esperando y está usted retrasando la vacunación. Usted tiene que tomar la decisión en casa, y cuando lo tenga claro viene»

«Y Vuelve la burra al trigo!» dice el investigador. La mujer espeta: «NO, es así. Usted me obliga a mí a vacunarme para que pueda viajar, entrar en un bar o ir al teatro. Por tanto, alguien se debe responsabilizar de lo que me pueda pasar si me vacuno»

El enfermero responde «lo siento pero debe usted salir de consulta». Pero la mujer aprieta: «!Ah, que me echa!, ¿Por qué me echa?». Y el enfermero «con una paciencia a prueba de bombas»: «Señora, yo no la echo a usted. Ya le he dicho que esto es un punto de vacunación. Aquí se viene ya con una decisión tomada. Usted está en su derecho de no vacunarse por lo que sea pero esa decisión se trae ya tomada de casa. Aquí se viene a vacunarse, no a pedir documentos, a pedir explicaciones o a expresar los derechos que usted tiene o no tiene ¿Lo entiende?».

«!Vamos, que no me vas a vacunar porque no quiere responsabilizarse de lo que me pase!», gritaba la mujer.

El enfermero, «ya cansado, pero mostrando paciencia infinita»: «Señora, le ruego que vuelva a casa, pida cita con su médico de familia y discuta todas estas cuestiones con él. Yo estoy trabajando y nos está usted retrasando el trabajo. Sería usted tan amable de salir de la consulta?»

«Son ustedes unos genocidas. Nos están matando a todos con sus experimentos y cuando les pedimos explicaciones nos echan. Si no dan ustedes documento escrito responsabilizándose es porque saben que lo que están inoculando no son vacunas».

«Esto es todos los días. Al principio me paraba y explicaba todo. Pero descubres que, a partir de la tercera pregunta, ya han tomado la decisión de no vacunarse. Lo demás son ganas de que se sepa», explicaba el enfermero a Jiménez.

El propio Jiménez remata su extenso hilo con una reflexión personal: “No volver a debatir con ningún negacionista (antivacunas, terraplanista…)”, porque “solo quieren casito, y si se lo hacemos solo les ayudamos a fastidiar, que es lo que quieren”. Además, denuncia haber recibido amenazas e insultos, tanto en privado como en público.