Usman Camara, agricultor, lleva su solidaridad por bandera. Desde Lavapiés lleva una década vendiendo la fruta y la verdura ecológica de temporada que produce en su propio huerto.
Lo definen como «solidario con las necesidades de sus vecinos». Así es Usman Camara, quien ha estado donando sus excedentes a las despensas que trabajan con personas con necesidades.
Sin embargo, ahora la desgracia se ha cebado con él. La hectárea que cultiva, el pasado 30 de junio, a las 12:30 horas sufrió un gran incendio y perdió todo lo que tenía en él: «la cosecha de verano, las herramientas de labranza, un completo y caro sistema de riego y muchos años de trabajo. Los únicos 40 kilos de calabacines y de pimientos que pudo rescatar del fuego los donó a las despensas solidarias del barrio de Lavapiés», destaca eldiario.es.
Pero de la ceniza ha brotado la esperanza. Dada la precaria situación ha sido ahora su propio barrio el que escucha su propia historia y se ha movilizado en su ayuda poniendo en marcha una campaña de apoyo para conseguirle herramientas y materiales con los que pueda rehacer su modo de vida.
«Usman ha ayudado cuando más se necesitaba, ahora es nuestro turno. Por eso lanzamos una campaña para recaudar fondos con los que pueda seguir trabajando», indican desde el Banco de Alimentos del Barrio (BAB Lavapiés), principal impulsor de una acción a la que se han sumado ya numerosos colectivos y entidades. El número de cuenta para colaborar en este micromecenazgo -concepto ‘Cesta 0’- lo ha puesto Supercoop, el supermercado cooperativo, autogestionado y ecosocial que se está montando en Embajadores (IBAN: ES90 3025 0006 2214 3328 2942).
El periódico entrevistó a Usman quien explicaba que «física y mentalmente es muy duro recuperarse de algo así, pero a ver si lo intentamos».
«Son muchas cosas, aunque mientras estemos vivos hay posibilidad de un plan B. Siempre me he buscado la vida, pero no me gustaría tirar la toalla de un proyecto en el que lo he invertido todo desde hace 10 años antes de intentarlo todo para ponerlo de nuevo en marcha. La mitad de los árboles frutales que tenía se han quemado: perales, manzanos, melocotoneros, granados… Calculo unas pérdidas de 5.000 euros sólo en esto. Todas las herramientas que tenía, la caseta donde las guardaba, el invernadero, los fitosanitarios y los cientos de metros de goma del sistema por goteo que había instalado junto a las tuberías de riego han ardido. Son otros 10.000 euros como mínimo los que se me han ido ahí. No tengo dinero ni para comprar plantel nuevo para lo que sería la futura cosecha de invierno y que debería plantar en agosto, no sin antes remover la tierra con un tractor y echar nuevo abono a la misma».
«Va a ser difícil arrancar de nuevo con el huerto aún con todo lo que me están ayudando. Si no logro plantar en agosto, en invierno no tendré nada que vender y debo pagar autónomos, el alquiler de este local y el de mi casa y cubrir las necesidades mínimas de mi día a día. Veremos».
«Vinieron bomberos y técnicos del Ayuntamiento, hicieron informes y un inventario de daños y ya no sé nada más pero, incluso, en el caso de que decidieran ofrecerme algún tipo de compensación llegaría demasiado tarde. No puedo contar con esa ayuda. En agosto debo estar plantando ya coles, brócoli, repollos, remolacha, zanahorias, etc, para tener algo que vender a finales de año. Quizá así podría salvar el huerto y mantenerme trabajando en esto», concluía.
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