Nuevos ataques racistas en la región de Murcia encienden todas las voces de alarma.
En la región de Murcia los últimos ataques racistas han hecho saltar todas las alarmas y los medios nacionales se hacen eco de la situación, después de haber exaltado los discursos de odio de la extrema derecha.
La periodista Olga Rodríguez argumentaba que «no es solo Vox. Las políticas migratorias contribuyen a transmitir la idea de que ‘los de fuera’ son peligros potenciales, amenazas a nuestro bienestar. Allanan el camino del racismo».
El caso más sonado, aunque de forma tibia, fue el asesinato de Younes Bilal, que murió en Mazarrón por las heridas recibidas a manos de un exmilitar que le disparó tres tiros al grito de ‘moro de mierda’.
A su funeral, reitera Rodríguez, «no asistió ninguna representación institucional, salvo la cónsul marroquí de la región. Las muestras de condena han destacado por su timidez y demasiados cargos públicos provinciales han mirado hacia otro lado, evitando advertir contra el racismo y la violencia a la que incitan los discursos de odio o restando importancia a lo ocurrido».
Posteriormente, un trabajador marroquí era agredido en Moguer (Huelva), por un empresario de la fresa al que acababa de pedir que le pagara una deuda por 51 días de trabajo. «Recibió patadas y golpes con un azadón».
Y días más tarde otra mujer migrante fue apuñalada en una cola de alimentos en Cartagena, al grito de ‘sudacas, nos quitáis la comida!’.
Los relatos incendiarios, que se han exacerbado y puesto de manifiesto con la entrada de la extrema derecha, «fomentan el rechazo del penúltimo contra el último» y «calan, más aún cuando no hay ni discursos ni políticas contundentes que los combatan con claridad y pedagogía diariamente», sentencia Rodríguez.
A estos casos conocidos se suman otros, que hasta ayer no fueron noticiados a través de los medios de comunicación.
Por un lado, Momoun Koutaibi, de 22 años, permanece en coma en el hospital Virgen de la Arrixaca después de que «supuestamente otro hombre, español según la familia de la víctima, lo golpeara al menos dos veces por la espalda con una barra de hierro en la cabeza y le rompiera el cráneo. Los hechos ocurrieron el pasado 5 de junio – 8 días antes del asesinato de Younes Bilal – sobre las dos de la tarde, mientras Koutaibi trabajaba en las instalaciones de la empresa Primafrio, en Alhama de Murcia, según consta en la denuncia presentada por los familiares en el puesto de la Guardia Civil de Totana. En el parte de baja Koutaibi figura como mecánico de vehículos de motor de dicha empresa», reseña El País.
Además, el pasado martes, otro ciudadano marroquí de 40 años fue apuñalado de madrugada en Cartagena.
Según fuentes policiales el agresor o agresores sigue en busca y captura y a pesar del hermetismo de la investigación, por el momento se desconoce hasta el móvil.
Un portavoz de la alcaldía de la ciudad aseguraba este jueves que “la Guardia Civil lo está investigando aún, y no hay datos que lo relacionen con una agresión racista, al menos a día de hoy”.
No obstante, explicita El País, que «la alcaldesa Noelia Arroyo (PP), dijo lo mismo cuando el pasado 16 de junio una mujer española apuñaló a una joven latinoamericana en la cola del economato de Cáritas».
A raíz de estos hechos el próximo día 27 se prevén movilizaciones en repulsa y contra el racismo.
«La normalización de los discursos de odio en las instituciones lleva a más violencia racista en la calle. Seguiremos luchando colectivamente frente al racismo», escribía Sergine Mbaye en su cuenta de Twitter.
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