28 Mar 2024
DESTACADA, INTERNACIONAL

100 personas ejecutadas desde enero: Arabia Saudí necesita la Supercopa para blanquear su regimen 

En los tres primeros meses de 2022 han sido ejecutadas más de 100 personas en Arabia Saudí.

Según cifras de Amnistía Internacional, en los tres primeros meses de 2022 han sido ejecutadas más de 100 personas, sobre las que había recaído la pena de muerte.

De acuerdo a la documentación obtenida por Amnistía Internacional, entre los ejecutados había al menos dos hombres que habían sido condenados a muerte «tras ser declarados culpables de delitos relacionados con su participación en protestas violentas contra el gobierno», aunque alertó que «el número de personas ejecutadas por cargos parecidos podría ser superior».

Arabia Saudí lleva siendo uno de los países más proclives a la pena de muerte desde que se toman constancia.

image 61

«El sistema de justicia de Arabia Saudí, basado en la sharia, carece de código penal, lo que deja la definición de los delitos y las penas en un terreno impreciso y susceptible de interpretaciones. El sistema también concede a los jueces atribuciones para imponer condenas a su discreción, lo que da lugar a amplias discrepancias y, en algunos casos, a sentencias arbitrarias. Para ciertos delitos punibles en virtud de tai’zir (penas discrecionales), la sola sospecha es suficiente para que un juez recurra a la pena de muerte a tenor de la gravedad del delito o del carácter del delincuente», explicaba Amnistía Internacional.

«El sistema de justicia, además, también carece de las precauciones más básicas para garantizar el derecho a un juicio justo. En muchos casos, las condenas se imponen después de procedimientos injustos y sumarios que, en ocasiones, se desarrollan en secreto. A los acusados se les niega con frecuencia el acceso a un abogado, o se les declara culpables sobre la base de “confesiones” obtenidas mediante tortura u otros malos tratos. También se les niega el derecho a una apelación adecuada y  completa», concluía.

Rubiales ignoró cartas de Amnistía Internacional sobre Arabia Saudí 

La Razón ha recopilado diversas cartas que fueron enviadas para el director de la Federación Española:

En octubre de 2019 Amnistía Internacional se dirigió por primera vez a la Real Federación Española de Fútbol con motivo de la celebración de la Supercopa en Arabia Saudí. En una carta enviada el día 11 de octubre, solicitaban a la Federación una reunión en la que poder intercambiar información y colaborar de cara a la celebración de la XXXVI edición del torneo.

El 18 de noviembre de 2020 fue enviada otra carta sugiriendo la posibilidad de mantener un intercambio sobre la situación de derechos humanos en Catar, así como expresando preocupación por el hecho de que la celebración de la Supercopa de España “siguiera siendo una herramienta que Arabia Saudí utilice para mejorar su reputación internacional, mientras mantiene en prisión a defensores y defensoras de los derechos humanos, encarcelados únicamente por el ejercicio pacífico de sus derechos a la libertad de expresión, asociación y reunión”.

En 2021, Amnistía Internacional siguió insistiendo en mantener una reunión con la Federación para buscar sinergias a la hora de aumentar el papel que el mundo del fútbol podía jugar en relación a la situación de derechos humanos.

Durante este pasado año fueron enviadas hasta tres cartas, centradas en la celebración de la próxima Copa del Mundo en Qata.

Finalmente, el pasado 7 de enero fue envida la quinta y última carta en la que la organización informaba a la Federación de la iniciativa de los brazaletes y en la que reitera su disponibilidad para mantener una reunión.

Operación blanqueo

Amnistía Internacional destaca que la estrategia y el acercamiento de diversos eventos pretenden blanquear la dictadura y, en concreto, la figura de Mohamed Bin Salmán.

«Se establece muchas estrategias, desde cuestiones económicas a la organización de grandes eventos deportivos como la Supercopa. Detrás de todo esto hay una operación de blanqueo: mientras Arabia Saudí se vende al exterior como un país abierto, reformista y moderno, la realidad de los derechos humanos es bastante más preocupante», remarcó la organización.